domingo, 31 de enero de 2010

16 - La escuela

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Centenario de la Escuela Nº 2 Estación Arenales

Clase alusiva con la docente Nélida Armando. En los bancos, Delia Puyó, Nelba y Chichí Proenza, Ana María Barrocal, Lulo Alvarez, Aida Proenza (Nenucha) y detrás Camilo Alvarez
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Vengo en busca del saludo cordial, la serenidad y la cordialidad de la gente de mi Pueblo, y amaso la memoria y junto las ideas que andan volando como bandadas de pájaros para disfrutarla con los amigos, por los senderos de las calles, las veredas y la plaza de mi Pueblo que caminé, y estas cosas están fundidas y adheridas a mi cuerpo, como el perfil de mi madre, y con este retroceso en el tiempo, estoy entrando a la Escuela, mi segundo hogar, y desde el fondo de los años que se fueron, quiero rescatar el tiempo del guardapolvos blanco, el tiempo que me apliqué al verbo aprender.

Hoy me parece regresar de unas largas vacaciones y al trasponer la puerta de la escuela me encuentro con mis compañeros de tareas y juegos y están reciclados en mi memoria los apellidos de los hermanos Salvatierra, Olano, Pieri, Otermín, Corvalán, Puyó, Proenza, Magallanes, Woodman, Arce, Fementini, Nicolás Bonnot, Medina, Balonga, Guzmán, Massa, Averasturi, Ceballos, López, Baroni, Balerio, Diplácito Navarro, Rivas, González, Gómez, Ratto, Grossi, Zanotti, Armando, García, Gorosito, Arroyo, Rodríguez, Barrios, Ríos, Canavesio y otros que la mezquindad de mi memoria me los está negando.

Era un ramillete de pibes de la Estación, de las quintas linderas y del campo, que llegaban en sulky o montados en caballos y ese bullicio en el patio bajo la enorme planta de cedro, donde juntábamos las bellotas caídas. Y al primer campanazo todos nos dirigíamos a formar fila, saludando a la bandera con la canción Aurora y entrábamos el aula con el "buenos días señorita".

Me veo sentado en el banco apoyando los codos en el pupitre, a mi lado Manolito González, adelante Jorge Puyó y Aldo Pieri y atrás Mauricio Diplácito y el "gringo" Arce. En el medio del pupitre, insertado en un agujero, el tintero -que nos obligaba los días sábado a borrar con papel de lija los borrones que nuestra imprudencia ocasionaba.

Veo el mapamundi sobre la biblioteca, el cuadro de San Martín al frente precedido por el de Manuel Belgrano y a un costado el de la Primera Junta.
Flores sobre el escritorio y de pie, con la elegancia de su estatura y la dulzura de su trato, al lado del pizarrón, con el borrador en la mano izquierda y una tiza en la derecha, mi inolvidable maestra de primer grado, la Srta. Aurelia Castorino, la que guió mi insegura mano en los primeros trazos a lápiz, esos palotes derechos, inclinados o atravesados que a veces se salían del cuadriculado de la hoja.

Tengo presente a la Srita, Directora Elena Garmendia, de caracter fuerte y que vivía en la escuela; y en los grados posteriores a Isabel Rodríguez, la Sra. Sánchez de Vázquez, la Srta. Elba Paglia, la Srta. Casanova y la más joven, Nélida Armando; todas ellas nos prodigaban amable y cariñoso trato, que con sensibilidad iluminaban nuestro cerebro, nuestro corazón y nos abrían el camino, señalándonos el sendero que nos llevaba a la meta del saber, con esas lecciones que nos explicaban y atentamente escuchábamos con la mejilla entre las palmas de las manos y si habíamos entendido levantábamos la mano con un "yo señorita!", caso contrario, nos encogíamos en el banco para que no nos llame.

La docente Elba Paglia (al centro), Nenina Boneto y Lulo Alvarez durante la fiesta del Centenario de la Escuela Nº 2 de Estación Arenales, 5 de septiembre de 1998.

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Con todas ellas ingresé al mundo de la lectura, la caligrafía, aritmética, geografía -con el dibujo de los mapas del territorio- y comencé a tutearme con apellidos de los próceres de la historia de nuestra patria.

Me veo salir al recreo con mis compañeros jugando a la "chapita" que traían los chocolatines "kelito" y "Starosta", jugando a la "payana", la"bolita", el "chafle" y las chicas que ocupaban una franja del lado derecho del patio, jugando a la "mancha", el "Martín Pescador", el "arroz con leche", el "tejo", cantando y haciendo rondas.

Y en esos entretenimientos nos sorprendía el tañido de la campana que nos llamaba a la realidad, al reinicio de la clase.

Ingresé a la escuela en 1933, estaba frente a la plaza donde quedó parte del mundo de mi infancia, con ilusiones viajeras y en esa invisible línea que une el presente con le pasado, oigo resonar aún las voces, las risas, los pasos conocidos de mis compañeros, y siento dolor y lágrimas; son los valores de la infancia los que hacen volver a soñar, y me pregunto por qué el destino se llevó tan jóvenes a algunos al camposanto, donde los recuerda una placa y una flor, y entre qué caminos y laberintos perdió la vida a muchos de ellos, que el destino na ha posibilitado el reencuentro.

Hoy desde el rincón de mis silencios elevo este recuerdo nostalgioso para mis maestras y compañeros de Primaria.

Texto: Fragmento de las palabras dichas por el autor durante la fiesta conmemorativa del centenario de la Escuela Nº 2 de Estación Arenales - 5 de septiembre de 1998

martes, 19 de enero de 2010

15 - Estuve en la Plaza

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Planta de magnolia
Plaza de Estación Arenales - 1997
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ESTUVE EN LA PLAZA


Para qué ir a la Estación
si ahí no me espera nadie,
se me han ido los amigos
y no tengo familiares.
Esa pregunta me hice
y solo me contesté,
-también vuelan las perdices
y al tranco suelen volver-
y he de volver por si acaso
alguno quedó por ahí,
y tan pronto lo decidí
que regresando, apuré el paso.

Estoy caminando
la tierra de mis mayores,
en la que anduve gateando
allá en tiempos mejores.
Camino despacio, sin apresurarme,
bajo la sombra de plantas añosas
que el paso del tiempo hizo frondosas,
me siento tan cómodo, quisiera quedarme.

Entré a la Plaza
de mi querida Estación,
en busca de una esperanza
y se me quiebra el corazón,
busqué el banco, donde dejé
una promesa de amor,
y ya no estaba ese banco
que compartimos los dos.
Sigo transitando en ella
con pensamientos diversos,
en mis amigos, dispersos
quien sabe con qué estrellas.
Dame una luna brillante
que entre en la Magnolia en flor,
y que tan sólo un instante
brille, en la querida Plaza
mi Plaza de la Estación.

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14 - La plaza

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Plaza de Estación Arenales - 1998
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Por referencia que tengo fue construida y diagramada por don Patricio Fiore en 1912.
Estaba rodeada por gruesas cadenas afirmadas en postes de quebracho colorado y se transponía a la Plaza por medio de ocho molinetes diseminados en su alrededor y adentrto de ella nos encontramos con doble hilera de árboles que daban una hermosa sombra y estaba construida de ocho canteros de forma triangular de 60 grados cuyos vértices convergían al centro de la misma, donde había un cantero central con la forma de una cruz Svástica con bancos de madera con respaldo, contaba con 10 canillas para el riego, alimentadas por un molino a viento que estaba en la casa de doña María Couso.

Yo la conocí con una variedad de plantas florales y arbustos de adorno y era una hermosa pincelada de color y perfume. En mi edad de purrete recreaba el verbo jugar y también supe trabajar. Mi padrastro Antonio Elizalde era placero y yo con mis ocho años compartía la escuela con la plaza, aprendí a carpir, cortar pasto, trasplantar, hacer almácigos, podar, atender la iluminación que consistía en cuatro sonámbulos faroles Petromax. Era el único alumbrado público en la comunidad. Luego ya adolescente nos mandábamos al paseo de chicas y muchachos del lugar, donde alguna vez grabé mi nombre en algún árbol, y hoy oigo conversaciones y risas en el fondo del tiempo de mi plaza y sigo considerando el perfume de mi planta favorita, la Magnolia, con sus flores de pétalos blancos y gruesos que son como espejos cuando los alumbra la luna creciente.

Con el tiempo sufrió el despojo de los cómodos bancos de madera que actualmente están en la plaza de General Arenales, en su lugar pusieron bancos de cemento que resultaron frágiles y con el tiempo se fueron deteriorando. El segundo despojo lo ocasionó un intendente irresponsable, le sacaron las cadenas dedjándola desnuda, en mi apreciación, los postes de la plaza actualmente están a los costados de la entrada al Cementerio, como custodiando sus muertos de la Estación.
Hoy mi plaza no tiene canteros, está sin plantas florales, es lisa como un pòtrero, no tiene demarcación de límite y su extensión se confunde con la cale.
El motivo del encadenado de la Plaza se debía a que en su época había muchos animales sueltos y eso impedía que entraran al predio y se comieran las plantas, aún así algunos se animaban. Cuando le sacaron las cadenas ese problema no existía pero aún así no se justificaba porque ellas marcaban un límite que hoy no tiene.

Desde estos renglones hago un pedido para el tiempo de los tiempos que cuiden la planta de Magnolia -que para mí debería ser considerada árbol histórico- porque ella representa una parte de la historia de varias generaciones. En lo que a mí respecta tengo en mis fosas nasales la sensación del perfume que emanaba de la blanca porcelana de su flor y no me puede pasar algo mejor.


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lunes, 18 de enero de 2010

13 - La magnolia de la Estación

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Plano de la plaza de Estación Arenales en 1912
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La centenaria Plaza fue diseñada por Don Patricio Fiori, siendo su primer placero y constructor de la misma Don Manuel Barrocal.

Yo visitaba la plaza para recrearme con las flores y los pájaros cantores.
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La Magnolia de la Estación

Cuál el sistema que tiene
de alimento natural,
que en su follaje interviene
para estar siempre ideal.
Sus hojas va renovando
sin notarse en su follaje,
se la puede comparar
con el ave y su plumaje.

Y si la observa verá entonces
caídas, y sin achicarse,
las hojas, que al descolgarse
están de un color amarillento-bronce.
Su ciclo fueron cumpliendo
y tienen otra variante,
vivas, un fuerte verde subiendo,
y muertas, pulido bronce brillante.

Y cuando se adorna con la flor
de pétalos blancos y perfumada,
saca pecho la Plaza de la Estación
por su hija adorada.
Al verla en su verde blanco vivo
yo tengo la sensación
de ver la camiseta de Sportivo,
el club de la Estación.

Y cuando el invierno se hace sentir
trayendo el frío consigo
los pajaritos buscan abrigo
en su rama de dormir.
Y si por el contrario
arrecia fuerte el calor,
da su sombra con amor
a quien le sea necesario.

Cuántas generaciones
han pasado a su alrededor
parejas, con promesas de amor
y vecinos con sus conversaciones
y los que ayer fueron niños
por la edad que tenían
jugando en su tronco se escondían
y ella, los cubría con cariño.

En su juventud tuvo a su alrededor
una Estación progresista
y hoy, en su vejez, tiene a la vista
la decadencia, que causa dolor.
Pero sigue bien plantada
como un atalaya viviente,
y aunque tiene poca gente
pienso que ella está ilusionada.

Con la Magnolia siento atracción
que no la puedo explicar,
lejos, la suelo extrañar;
cerca, no encuentro explicación.
Aunque hace tiempo naturalmente,
en el año ´33 yo la atendí,
era chica, su guardián fui
y la veo, frondosa e impotente.

Qué feliz!... Sería mi ideal
cuando mi vida finalice
me enterraran junto a sus raíces
y en su base descansar.
De pensar me da emoción
de una situación tan bella
estar por siempre junto a ella
y en mi Plaza de la Estación.
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lunes, 11 de enero de 2010

12- Estación ferroviaria (poema)

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Yo tengo un recuerdo
de chapa enlozada
y aunque a mucha gente
no le diga nada
ella dice "Arenales"
en fondo azul fluorescente
con blancas letras especiales.
Esa era la que indicaba
desde el tren a la gente
en qué pueblo se encontraba.

Mi vieja Estación Ferroviaria
puntal del "granero del mundo"
has caído tan profundo
que te acosa la malaria
has quedado abandonada
sera porque lo viejo no sirve...?
que hoy la vida te proscribe
y quedaste desmantelada,
te sacaron la campana, el reloj,
telégrafo, teléfono y mostrador,
el banco de la Sala de Espera,
los hermosos escritorios,
no pudieron tratarte peor,
estás hecha una tapera,
ya, justo para un velorio.

Y que quede bien sentado
que negociados mezquinos
han sellado tu destino
de ser paraje abandonado.

Y al buscar en la Estación
un tren para mi regreso
tuve tema para mi opinión
y fue ahí que entendí el progreso.


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11- Transportistas

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Chata antigua
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No puedo dejar de mencionar el antiguo y perezoso rodar de las Chatas Sampedrinas, a las que algunos le ponían kerosene donde estaba atornillada la madera de lapacho y con ese kerosene la madera crujía al rozar, porque se resecaban principalmente cuando venían cargadas de cereal. Algo así como la canción de Atahualpa donde dice "porque no engraso los ejes... a mí me gusta que suenen".

Y menciono las chatas de Alberto y Agustín Valdés, de Epifanio Perret, el furgón de V.Sánchez, la de J. Canavesio y el camión de Desiderio Alonso.
El de Osvaldo Magallanes, el Internacional de "Perico" Perret, el de la Casa Balbi que conducía M. Couso.
Todos aquellos transportistas de la Estación que luchaban en los polvorientos caminos de la zona.


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10- Los bolseros

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Bolseros
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Hoy siento la nostalgia de las calles de la Estación, mis calles que me pertenecen por el hecho de haber transitado por ellas, silbando un tango mientras me salpicaba en los charcos los días lluviosos y caminando para los galpones cerealeros recuerdo a los hombres de las "Bayas", los hombreadores de las bolsas de maíz, trigo, avena, lino, que eran los cereales que se sembraban en esa época, y tropiezo con los hermanos Arturo, Enrique, Eduardo y Antonio Woodman, con Bautista Barbieri, Juan Troiani, Pichón Arce, Toto y Vicente Corvalán, Sixto Salvatierra, Juan Baroni, Santiago Bustos, Toto González, Ernesto Lagos, "Petiso" Orellano, Arturo Olano, F. Roncatti, Horacio y "el gordo" Averasturi, "Pato" Rodríguez, Augusto Aguilera, Antonio Cunhna, Carlos Ceballos, Adolfo Garmendia, conocí muchos más pero no residían en la Estación y quizás me olvidé de algunos.

Mi propósito es mencionarlos como un homenaje a esos trabajadores de la bolsa que soportaban la carga agobiante sobre los hombros. Este ramillete de personas que traté en su momento, muchos de ellos ya desaparecidos pero que tienen sus descendientes a los que quiero manifestar este recuerdo permanente.


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9- El tren de pasajeros

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Tren antiguo - Fuente: Taringa

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Se me escapan los recuerdos como bandadas de palomas, pero en este momento tengo uno que me atropella como potro salvaje y es el de la espera del tren de pasajeros.

La ansiedad que significaba la espera que atenuaba cuando a lo lejos se descubría una figura que se agrandaba a "ojos vista" y ya cerca del paso a nivel anunciaba su presencia tocando pito a vapor. Y entre súbitas frenadas entraba a aminorar la marcha lo que ocasionaba bruscas sacudidas al disminuir la velocidad.
Se detenía junto al andén resoplando vapor por las válvulas que tenía a los costados, con gruesas bocanadas de humo luego de trajinar sobre la vía férrea a lo largo de los campos que cruzaba a veces a bajo nivel o en altos terraplenes cuando los campos eran muy bajos.

Con el arribo del tren comenzaba la danza ritual de las personas que apresuradas pugnaban por subir, por el mismo lugar donde luchaban con sus bultos los que bajaban, entre saludos de partida y de llegada propiciados por los familiares que habían acompañado el evento.

En otro sector el movimiento del Furgón Postal de Encomiendas con su carga y descarga, la venta de frutas, diarios y revistas y el movimiento de chicas y muchachos buscando a través de la ventanilla el rostro que los hiciera soñar como así también alimentando el sueño de emprender algún día el viaje a la gran ciudad. En fin, se recreaba la inocente fantasía.

Todo este gran movimiento se hacía apuradamente y pasados unos minutos el tañido de la campana de bronce que, tirando de una cuerda la ponía en movimiento el Jefe y dando una señal del Guarda del tren al Maquinista se daba partida.


El tren se ponía perezosamente en movimiento, sus ruedas sobre el riel y resoplando volvía a partir, y entonces los saludos cambiaban, levantaban las manos los de abajo y con medio cuerpo fuera de las ventanillas saludaban a su vez los de arriba.

Transcurridos unos minutos cesaban los ruidos y un silencio normal envolvía la Estación ferroviaria, hasta el próximo horario.

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8- Ferrocarril San Martín

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Red del Ferrocarril General San Martín
Fuente: Taringa
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Hasta el 1 de marzo de 1948 y desde su fundación se denominó B.A.P. (Buenos Aires al Pacífico), luego desde que el gobierno tomó posesión el 1/3/1948 pasó a llamarse F.C.S.M. (Ferrocarril General San Martín).

Tengo un recuerdo increible que ocurrió en el verano de 1942, que le ocurrió a un tren que venía de Junín.

Había una impresionante manga de langostas asentada en la Estación y el tren al aminorar la marcha para parar en su destino, frente a la quinta de Don Modesto Baroni, a 600 metros más o menos, era tanta la langosta que había sobre los rieles que el tren comenzó a patinar y no pudo avanzar porque las vías quedaban aceitadas por los bichos muertos. Luego de limpiar las vías recién pudo reiniciar su marcha.
Increíble!

En esos grandes trenes de carga, cubiertas las chatas con lonas se desplazaban quejosos los vagones sobre los rieles. Y esas jaulas con mugidos lastimeros de animales, viajeros cautivos, como si supieran que iban al matadero.

Debo manifestar que estos recuerdos informales se remiten a 40 años atrás o sea hasta 1958 que me alejé de la Estación en que viví estas evidencias que comienzo a recordar desordenadamente.

7- Edificio Ferrocarril

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Antigua estación ferroviaria - Fuente: Taringa
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Lentos flecos de la vieja memoria que vienen repechando el vendaval de los años me llevan a describir la Oficina del Ferrocarril.
Para comenzar entramos por una puerta de dos hojas pintadas de verde y nos encontramos con un mostrador cubriendo todo el frente, en un extremo, levantando una tapa, se pasaba a la parte interior donde estaba el escritorio del Jefe y en la pared de fondo a un costado y a media altura, un reloj de pared.

Reloj BAP - Museo Avellaneda
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Había una puerta que comunicaba con la casa de familia, y al otro costado, adosado a la pared, el teléfono, y cerca una mesa donde estaba instalado el telégrafo, con el que con su golpetear de punto y raya el auxiliar telegrafista recibía mensajes y por supuesto transmitía.


Telégrafo
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En el andén techado, un banco de madera con respaldo.
Colgada la campana de bronce que con su metálico sonido le daba partida al tren.

A un costado de la Oficina, una Sala de Espera de 5 x 5 metros con una ventanilla que daba a la oficina donde se expendían los boletos y allí dos bancos con respaldo donde los pasajeros esperaban para viajar.
Y además los cuatro galpones donde se almacenaba el cereal.
Como anécdota digamos que en el año 1933 un ciclón o tornado arrancó y destrozó dos galpones sembrando de chapas los campos a dos kilómetros.

En un rincón de la Playa estaba el Embarcadero que tenía un corral grande con bebida de agua y terminaba en una manga como un embudo donde los animales al ser arriados entraban, que era el zaguán para entrar en el vagón-jaula.
Lo primero que eliminó el progreso fue el transporte de ganado por ferrocarril al Mercado Central con el advenimiento del camión jaula que también eliminó a los arrieros al cargar en el campo, y ha quedado el Embarcadero obsoleto sin sentir por años la pisada del ganado.
Contaba además con un Molino a viento para proveer de agua a los trenes, casa de familia para el Jefe; casa para el cambista; baños públicos; un pequeño cuarto para Encomiendas; la Torre de Señales donde se colocaba de noche un faro para las señales nocturnas.
El cambista recibía con su bandera verde en el paso a nivel a los trenes en su prolijo cambio de vías.

Frente a las oficinas estaba el galpón de cargas construido a alto nivel, coincidiendo con el nivel de las puertas de los vagones. A él llegaba toda la carga consignada para los negocios, la mercadería que consumía la población por intermedio de los Almacenes, los materiales de construcciñón, en fin, todo en general lo que pasaba a las estanterías y mostradores de los negocios había pasado por el galpón de cargas.

6- Ferrocarril Buenos Aires al Pacífico B.A.P

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Vías ferroviarias - Provincia de Buenos Aires
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Como no soy historiador (que es quien va a la fuente de los datos, los archivos en busca de nombres y fechas precisas) sino que me considero un conversador de cosas y hechos, de algunos que me contaron y de los que viví y a tal efecto les comentaré a quienes no lo los conocieron, y resgrescarle la memoria a los que vivieron en mi pueblo con sus 16 manzanas, recostadas al ferrocarril, donde su calle larga que sigue al Pueblo de Arribeños, en un perímetro que abarca de un paso a nivel al otro y dentro de ellos la Estación Ferroviaria y los galpones cerealeros.

El movimiento ferroviario se inauguró el 11 de marzo de 1902, siendo este el acontecimiento de principio de siglo más importante que ocurrió en la Estación Arenales, laboriosa población enclavada en el centro del Partido de General Arenales.

Este ramal que venía a unir el Norte de la Provincia de Buenos Aires con el Sud de la Provincia de Santa Fe como es de imaginarse hizo que trabajaran gran cantidad de personas en el tendido de las vías férreas, en la construcción del edificio y de los galpones cerealeros.

Croquis donde puede verse el recorrido del Ferrocarril B.A.P.
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Luego al ponerse todo este gigante en movimiento comenzó a trabajar en todo lo relacionado al transporte del cereal, el del ganado al Mercado Central, el de las aves en pequeñas jaulas, los huevos en cajones y el de los pasajeros en confortables coches.


Tengamos en cuenta que era el único transporte en la zona, ya que el colectivo no existía, tampoco los camiones en el tansporte del cereal y mercaderías, y que la hacienda era llevada en arreos por los reseros hasta esa fecha y los negocios traían en chatas o breques mercaderías desde la Ciudad de Junín.
Como se podrá apreciar todo este movimiento general originaría que mucha gente se movilizara en distintas actividades en la llegada y salida de los trenes, principalmente el de pasajeros con dos trenes diarios ida y vuelta a Junín.
Foto tren. Fuente: Taringa
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Puedo decir como anécdota la imagen de mi niñez de los trenes de carga donde se veía gente sentada en los techos de los vagones, trasladándosde en busca de trabajo, eran los peones llamados "crotos" a raíz de la ley presentada en el Congreso por el dipùtado S.W. Crotto, gracias a la cual se les permitía viajar a un número no mayor de 21 personas por convoy.
Esto era en la época en que el ferrocarril era de los ingleses y había mucha necesidad de brazos para las cosechas cerealeras y esa ley les posibilitaba el traslado gratis desde otras provinciasa los jornaleros.

La ley era aprovechada también por los "linyeras" que eran individuos marginados que ambulaban pidiendo limosna y que paraban algunos días al lado de los galpones cerealeros y luego, levantando un bulto atado al que se llamaba "el mono", donde llevaban sus pocas cosas, partían a otros pueblos.





En estos tiempos, en la época de las cosechas, el movimiento en los galpones era intenso cuando ingresaba el cereal transportado en las chatas sampedrinas, transporte de gran porte y al terminar la jornada diaria quedaban chatas sin descargar, soltaban las caballadas que luego llevaban al pastoreo, y a trote de esa tropa se oía el cencerro que la yegua madrina llevaba atado al cuello. Los carreros se hacían el asado en conjunto y entre comentarios, cuentos, al sonar de alguna guitarra o acordeón de 8 bajos, corría el mate criollo de mano en mano.

La jornada terminaba acostándose cada uno debajo de su chata y al despuntar el día a comenzar una nueva jornada. Todo esto era el movimiento habitual de la Estación Ferroviaria., y todavía resuenan los gritos de "Hopa... hopa... arre... arre... vamos, vamos!" de los arrieros llevando la tropa de ganado rumbo al Embarcadero. Y al pasar frente a la Plaza entre los gritos camperos y el mugir de los vacunos en agitado tranco se levantaba una nube de tierra suelta que se volaba sobre los canteros florecidos de la Plaza.
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5- Voy partiendo

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Sin avanzar más de la medida
y sin salir de un punto fijo
y tratando de ser prolijo
a mi pluma le doy partida
como el camino es algo largo
por los 33 años que viví,
voy a comenzar desde aquí
tomándome un "amargo",
es para templar las cuerdas vocales
y así, repasar más templado
los recuerdos de mi pasado
en mi querida Estación Arenales.
Y... si lo sigue con aguante...
sin perder la hilación
encontrará mi cariño a la Estación
y a la gente del tiempo "de antes"
todo lo que digo y cuento
lo viví, lo siento sin mascarada
y lo traigo, como una caballada,
veloz, disparando contra el viento.

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4- Plano de Estación Arenales

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Plano de la Estación Arenales
Contratapa del libro "El duende de la Estación"

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3- Estación Arenales

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Estación Arenales - Cercana a General Arenales
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Estación Arenales, atravesada pampa que un día el indio acunara con su estampa de guerrero informal y fuerte.
En esta llanura asolada, después el criollo a fuerza de fusil, facón y a veces con las armas de los indios, lanza y boleadoras, lo empujó para el Sud al infiel, convirtiendo en tierra de paz y promisión para los inmigrantes españoles, italianos y de otras naciones en menor escala.

Todos volcaron su esfuerzo abriendo el surco de la tierra donde la bondad de la misma nos entregaba cosechas que hicieron proclamar en el viejo munbdo a este país como el granero del mundo.

A ese granero, fue Arenales uno de los principales proveedores.


Ubicación en la Provincia de Buenos Aires

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2- Mis recuerdos

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Visitando mis pagos

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Al exponer estos pasajes de la vida de la Estación Arenales no pretendo hacer una historia de la misma, sino ir recordando pasajes de los que fui testigo desde mi nacimiento -que ocurrió el 10 de agosto de 1925- en la casa que actualmente ocupa O. Bustamante y su hermana; con este dato sólo pretendo certificar que soy hijo legítimo de la Estación.

Y como les decía, es tan limitada mi formación de estudio con mi 6º grado que mal tendría el propósito de ser autor de una Historia; esto es algo que se me ocurrió hace tiempo, y como se dice que quien plantó un árbol, tuvo un hijo y escribió un libro ha cumplido su ciclo en la vida, debo decir que planté varios árboles y el que más recuerdo es una planta de ceibo -Flor Nacional en el patio de Doña María Couso-, tengo dos hijos -Lily y Rody- y con estos escritos pretendo cerrar el ciclo exigido en el capítulo de mi vida.

Ceibo - Flor Nacional


Debo agregar que todo esto está contado sin orden cronológico dentrando en la selva impenetrable del olvido, revolviendo los escombros de la memoria y en ese metier trataré de hablar de lo agradable, lo real y lo desagradable y callar lo que ofende.
Asumo que con imperfeccioines, con errores no buscados y hasta que sea leido con poca simpatía, lo hago con honestidad, con análisis de conciencia y sana intención de no molestar y sí homenajear principalmente a los que no viven y si dejaron descendientes de ello con todo respeto y humildad, espero comprensión.

1- Mi casa

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La casa donde nací en Estación Arenales,
actualmente ocupada por la familia Bustamante
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En mis pagos de la Estación
la casa en que viví alguna vez
se ha resistido a los años,
y aún se mantiene en pie.
Como ella, la vida nos convocó
a luchar por la existencia
y desde nuestra inocencia
esta carrera se largó
con un techo lleno de estrellas
y un baúl lleno de recuerdos.
Iré despacio, con franco lerdo,
con un corazón cadenero,
transitando por la huella.
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